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miércoles, 5 de septiembre de 2012

BÉISBOL VS FÚTBOL ¿Dónde están las prioridades?

Por: Reynaldo Cruz

La lluvia futbolística que inunda los telerreceptores cubanos, contrapuesta a la poca oferta beisbolera, limitada a la Serie Nacional y los cada vez más escasos torneos internacionales, ha llevado a más de uno a preguntar de manera desenfadada sobre cuál deporte es más popular en Cuba, si el fútbol o el béisbol.

Para nadie es un misterio cuál es la respuesta que brinda la mayoría, pues en estos momentos se practica y se sigue más el fútbol entre las jóvenes generaciones cubanas.

Claro, que hay que saber muy bien a quién dirigir las preguntas, porque hay muchos fanáticos del béisbol a quienes solamente les interesa en el momento del play off, y posiblemente no sean capaces de mencionar los nombres de dos peloteros por cada equipo del campeonato cubano. Sin embargo, el fenómeno es mucho más complejo que la popularidad o la no popularidad del deporte.

Para comenzar, la repetición una y otra vez del calificativo de “más universal” al fútbol deja al deporte nacional de Cuba en una posición vulnerable, que se acentúa con las horas televisivas —siempre obviando las de la Serie Nacional por razones evidentes.

El contraste entre las transmisiones de la Eurocopa de fútbol, vista con una calidad de imagen extremadamente alta, y las de la Semana Beisbolera de Haarlem, que dio VERGÜENZA (por no decir otra cosa), exceptuando el último partido, deja muy claro dónde están las prioridades.

Quien piense que el béisbol no es popular en el mundo debería ver cómo se llenan los estadios en Estados Unidos (MLB), Japón (NPB) o Corea del Sur (KBO), que desarrollan en estos momentos sus temporadas profesionales. Es más, deberían recordar cómo se repletó el PETCO Park de San Diego en la final del I Clásico Mundial de Béisbol entre Japón y Cuba… y ninguno de los dos era la sede.

En la tarde de ayer me limité a hacer un experimento utilizando como conejillo de Indias a mi padre, un fanático del béisbol, pero que no tiene interés en las computadoras como para sentarse a leer un poco de la información que consigo de Grandes Ligas, aunque sus conocimientos sobre la historia de la Gran Carpa y la Serie Nacional son admirables.

Le pregunté: “¿En qué equipo de la Liga Española juega Lionel Messi?”, debo aclarar primero que a mi padre no le interesa el fútbol. “En el Barça, —me contestó— porque el que juega en el Real Madrid es Cristiano Ronaldo.”

Evidente, sin dudas el resultado. No le interesa el fútbol, pero sabe que esas son las dos estrellas de los dos archirrivales en la Liga. Sin dejarle reponerse, le pregunté: “¿En qué equipo juegan Mike Trout, Mark Trumbo y Albert Pujols?”

Realmente no estoy obligado a revelar los resultados del experimento, pero aún así lo haré: “Pujols y… ¿quiénes son los otros?” Luego sonrió y me recordó que esa era una conversación que habíamos tenido antes…varias veces.

Muchas personas con quienes he discutido el tema aclaran que transmitir las Grandes Ligas es peligroso porque ahí juegan peloteros cubanos… vamos, que esa historia es vieja ya: no hay tantos cubanos en la Gran Carpa como para que juegue uno en cada conjunto.

Otra revelación había tenido apenas un par de días antes, cuando un amigo —que prefería el fútbol mucho antes de que en Cuba se viera por vez primera una Copa Mundial de Fútbol de manera íntegra (USA 1994), pero que también siente por el béisbol— me confesó que le sería muy difícil decidirse entre un partido de fútbol y uno de béisbol de Grandes Ligas, y que si se trataba de la Serie Mundial, lo único que lo haría desistir de ver la MLB sería un Real Madrid-Barcelona. Pero luego agregó algo muy interesante: “… lo que después de eso te aseguro que NO iré por nada del mundo al estadio bajo el sol del mediodía a ver a Holguín aplastando a o siendo aplastado por Mayabeque, porque ahora es, y lo pienso dos veces.”

Claro, que estamos hablando de los juegos diurnos, a pleno mediodía y en horario laboral. La idea de jugar más tarde durante la postemporada debería generalizarse, y detener los juegos por oscuridad; claro, que eso implicaría una mayor disciplina en el cumplimiento de los horarios en la agilidad del partido, algo que parece imposible en nuestro tiempo.

También hice la pregunta a mis amigos de la infancia, quienes conocen de nombre y rostro —porque todos son fanáticos del FC Barcelona— a todos los jugadores blaugranas, quienes incluso me instruyeron sobre quién era Cristian Tello, pero no conocen quién es el fenómeno Trout, y saben que Pujols juega con Los Angeles Angels of Anaheim porque yo les llevé la noticia apenas firmó. Es más, sufren y algunos hasta lloran, se deprimen y se ponen de mal humor cuando el Barça pierde en el fútbol, pero no les da mucho pesar lo que pase con el equipo cubano de béisbol.

Muchos están decepcionados de ver siempre lo mismo, de tener en sus telerreceptores los estadios vacíos, incluso para un juego Cuba-Estados Unidos, los uniformes coloridos en un principio y luego desteñidos y deteriorados al final de la campaña nacional… pero más que esas cosas “triviales”, se han cansado de no ver lo mejor del béisbol mundial nada más que cada cuatro años ahora —al menos tienen eso, porque antes…— y no tener un programa que se llame “Jonrón con Bases Llenas” o “Doble Play” para darles un partido de cualquier lugar del mundo el sábado o el domingo al mediodía; mientras disfrutan de “Gol” los sábados y “Gol Latino” durante la semana.

En la programación televisiva se ha anunciado más de una vez un programa de béisbol internacional —se ha hecho dos veces este verano— y ha sido siempre sustituido el día en cuestión por el “más universal” o cualquier otra cosa.

De este modo, será imposible hacer que los niños y los jóvenes amen al béisbol. Definitivamente se sentirán más atraídos por un deporte que es tan mercantilista —¿tan mercantilista dije? ¡qué iluso soy!— MIL VECES MÁS mercantilista que el béisbol de Grandes Ligas que tanto criticamos y del que nos hemos negado rotundamente a aprender sus cosas buenas.

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