Por:
Rolando Lluch Fernández
Osmani Urrutia Ramírez uno de los más grandes bateadores de la historia del béisbol cubano nació un día como hoy, 29 de junio, pero del año de 1976 en Macagua 8, Jobabo, Las Tunas. Familia de otro gran pelotero de la década de los 80 y 90 en Cuba como fue Ermidelio Urrutia Quiroga, resaltando entre ambos este apellido.
Osmani debutó en Series
Nacionales en la temporada 1993-1994 (XXXIII Serie Nacional) y se mantuvo por
un espacio de 16 temporadas consecutivas hasta su último partido en SN el
viernes 1ro de mayo del 2009 ante el elenco de Santiago de Cuba.
Su comienzo como gran bateador se
dio en las temporadas 40 y 43, años 2000-2004 logrando batear consecutivamente
averages superiores a los .400 por orden .432, .408, .421 y .469. Estos cuatro
títulos de bateo lo ubicaron como el único pelotero en el mundo – al menos
dentro de cualquier liga organizada - con tal hazaña, ganándose el apodo de “El
Señor de los cuatrocientos”.
Con su average de .469 en la 43
SN superó la marca de bateo en Series Nacionales en poder de Pedro L. Rodríguez
desde la XXVII SN
(1987-1988) y Omar Linares desde las XXXII SN (1992-1993) ambos con .446 de
promedio. Además podemos agregar que su histórico average rompía la marca
también para cualquier tipo de torneo cubano que databa de 1997 y estaba en
poder del capitalino Javier Méndez con .462 jugando por Industriales durante la II Copa Revolución.
En la temporada siguiente, la
del 2004-20005, Urrutia bajó de los míticos pero asiduos para él .400, sin
embargo lo hizo sin ceder tregua a la ofensiva y archivó su quinto título de
bateo consecutivo con .385 de promedio, hecho que queda también como récord en
el béisbol de la Mayor
de las Antillas.
Por si fuera poco, Urrutia
después de un impás en la temporada 2005-2006 (XLV Serie Nacional) en donde no
pudo lograr su sexto título de bateo en línea pese a volver a conectar sobre la
marca de .400 con .425 exactamente, solo superado por los .447 de Michel
Enríquez, regresó en la temporada 2006-2007 (XLVI SN) con más fuerzas que nunca
y centrado en su objetivo de siempre, batear, adjudicándose otro galardón de
bateo, esta vez con .371.
Sería su sexto campeonato de
bateo en Series Nacionales superando así su marca personal y la de dos hombres
históricos, Wilfredo Sánchez de Matanzas (líder en las VIII, IX, XV, XVIII y
XXIII Series Nacionales) y Omar Linares (XXIV, XXV, XXIX, XXXI y XXXII SN).
El inicio de Urrutia en los
torneos internacionales no fue del todo glorioso y por lo que al comienzo de su
carrera fuera de Cuba se ganó en muchos aficionados aquello de tildarlo de ser
un hombre de bateo en casa pero de bajo rendimiento fuera de esta. Algo fuera
de toda lógica pero regado como pólvora entre los aficionados cubanos más radicales
en términos beisboleros.
Su primer torneo de baja
envergadura al bate fue en ese mismo debut en el año 2001 durante la Copa del Mundo. Allí, Osmani no
pudo exhibir las condiciones que lo habían ubicado como líder de bateo del
torneo nacional cubano número 40, terminando con promedio de .077 (13-1) a
través de una participación en 7 partidos de su equipo.
Sin embargo, pese a que el
tunero se encargó de borrar rápidamente esta imagen con su accionar en
subsiguientes contiendas internacionales, aún muchos continuaron sin darle la
importancia que como bateador merecía entre la afición.
Urrutia no dio tregua a
lanzador extranjero alguno en los grandes eventos internacionales a los que fue
convocado entre la Copa
del Mundo del 2003 y el Clásico Mundial de Béisbol del 2006 en donde en general
terminó compilando para average de .345.
A esto agregamos que en el
mismo período en otros torneos de menos relevancia donde el equipo cubano tomó
parte como Juegos Centroamericanos, Panamericanos y Preolímpicos, nuevamente el
fornido jardinero derecho terminaba como mejor tercer hombre de Cuba con
average de .351, una prueba más de su desenfrenada forma ofensiva a cualquier
nivel que lo llevó a convertirse en una verdadera máquina de bateo al estilo de
cualquier estrella del contexto internacional que se haya conocido.
El señor de los 400 sin duda
alguna será un bateador que se recordará por siempre en la historia de nuestro
béisbol, sobre todo con su característico número 46 en la espalda, pero además
porque dejó un precedente y una marca que nadie nunca podrá borrar.
Nota: El autor es estadístico y
compilador del béisbol tunero
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